Activos fijos no utilizados durante la pandemia: ¿Cuál es su impacto en los Estados Financieros?
Activos fijos no utilizados durante la pandemia: ¿Cuál es su impacto en los Estados Financieros?
La crisis provocada por el COVID-19 ha generado una serie de desafíos para las empresas, afectando seriamente la gestión de los recursos, la continuidad de las operaciones y la transformación del negocio.
Algunos ejemplos de cómo ha afectado la pandemia a los negocios son los siguientes:
- Las oficinas en las principales torres empresariales de la ciudad de Lima se encuentran casi vacías y los estacionamientos con escasa ocupación debido al incremento del trabajo remoto que ha reducido la demanda de oficinas.
- El sector alojamiento y restaurantes, ha sido uno de los sectores más golpeados debido a la poca afluencia de clientes por el temor al contagio, cierres temporales por las cuarentenas y, además, no todos los restaurantes estaban preparados para el delivery, lo cual ha ocasionado el cierre definitivo de muchos pequeños y medianos hoteles y restaurantes.
- En el caso de las instituciones financieras, hemos visto cómo se ha desarrollado aceleradamente la banca digital y, al mismo tiempo, el cierre de oficinas de atención al público.
- Los hábitos de compra también han cambiado, afectando lo que producen las empresas. Por ejemplo, las compras de prendas de vestir formal han disminuido drásticamente y el público prefiere prendas de vestir deportivas o informales.
- La actividad de los operadores turísticos también se ha visto muy afectada en nuestro país y se espera que su recuperación a niveles prepandemia llegue recién en el 2022.
En general, la pandemia ha forzado a muchos negocios a reinventarse debido a los cambios importantes en el comportamiento de los clientes y consumidores, ante lo cual se ha buscado soluciones tecnológicas y de nuevos modelos de negocio, mayoritariamente digitales. Este nuevo escenario, demanda que las empresas evalúen la forma en la cual sus activos van a ser utilizados y alguna de las interrogantes que pueden surgir en este proceso son las siguientes:
¿Se debe continuar depreciando los activos?
Si la empresa ha evaluado que tiene activos que no van a ser utilizados temporalmente, pero se espera que su importe en libros sea recuperado a través de su uso, se debe tener en consideración que de acuerdo con la NIC 16 “Propiedades, planta y equipo” la depreciación del activo continuará, a pesar de estar sin utilizar.
Solo se permite que cese la depreciación, si el activo es clasificado como mantenido para la venta de acuerdo con la NIIF 5 o se produce la baja del activo.
Otra situación en la cual la depreciación cesa es cuando la empresa utiliza métodos de depreciación en función al uso; por ejemplo, el método de las unidades de producción, que no genera cargo por depreciación sino se tiene ninguna actividad de producción.
En el caso de las empresas que tienen un método de depreciación que no está en función al uso, es recomendable que evalúen si las expectativas del uso de los activos difieren de las estimaciones previas y por tanto sea necesario revisar el valor residual y vida útil de sus activos que conlleven a seleccionar otro método de depreciación que les permita reflejar el patrón de uso que les van a dar a sus activos, lo cual sería tratado como cambios en estimaciones contables de acuerdo con la NIC 8 “Políticas contables, cambios en las estimaciones contables y errores contables”.
¿Qué ocurre con los activos que van a ser destinados a la venta?
Si la empresa ha determinado que el valor en libros de su activo va a ser recuperado a través de una venta, cesará la depreciación del activo y será clasificado como un activo mantenido para la venta de acuerdo con lo establecido por la NIIF 5 “Activos mantenidos para la venta y operaciones descontinuadas”.
Para realizar esta clasificación, el activo debe estar disponible, en sus condiciones actuales para su venta inmediata y la gerencia de la empresa debe estar comprometida con un plan de venta que sea altamente probable, que implique un programa para encontrar un comprador y que permita completar el plan de venta en un plazo de un año.
Pueden existir hechos y circunstancias que alarguen el periodo para completar la venta más allá de un año. Una ampliación del periodo exigido para completar una venta no impide que el activo sea clasificado como mantenido para la venta, si el retraso viene causado por hechos o circunstancias fuera del control de la entidad, y existan evidencias suficientes que la entidad se mantiene comprometida con su plan para vender el activo.
El activo clasificado como mantenido para la venta se medirá al menor valor entre su importe en libros o el valor razonable menos los costos de venta.
¿Se debe evaluar el deterioro de los activos?
La pandemia está cambiando los patrones de comportamiento de los agentes económicos, que junto con la incertidumbre y volatilidad que se genera ante la crisis sanitaria y posterior crisis económica, está afectando el valor de los activos y de las empresas en diferentes sectores económicos.
Ante esta coyuntura, las empresas tienen que evaluar el impacto en el valor contable de sus activos, debido a los nuevos indicadores de deterioro que han surgido, tales como:
- Disminución sostenida de ingresos (cierres, actividad altamente impactada).
- Bajas en precios generando márgenes mínimos o pérdidas no sostenibles.
- Incremento en los precios de compra que no serán recuperables.
- Renegociación de los contratos de arrendamiento.
- Cambios en el modelo de negocios, entre otros.
A fin de verificar la existencia de deterioro de un activo, la NIC 36 “Deterioro del valor de los activos” requiere que las empresas, al final de cada período sobre el que se informa, evalúen si existen indicadores de deterioro del valor contable de sus activos. Para realizar esta evaluación, se deberá tener en cuenta varios aspectos financieros y de negocios que se señalan en la NIC 36.
De comprobarse la existencia de deterioro del valor contable de los activos, el siguiente paso será determinar el valor recuperable del activo y si este valor resulta inferior al valor en libros, se reconocerá una perdida por deterioro, la cual será reconocida en resultados, a menos que el activo se contabilice por su valor revaluado de acuerdo con la NIC 16, en cuyo caso la pérdida por deterioro se tratará como un decremento de la revaluación efectuada.
Resulta importante destacar, que el valor recuperable determinado como el valor en uso, requiere de cálculos financieros (flujos de efectivo futuros descontados), para lo cual se deberán seguir los lineamientos establecidos en la NIC 36.
Concluimos indicando que las empresas tendrán que esforzarse en efectuar este análisis y mantener la transparencia de la información financiera, para evitar alguna presentación inadecuada. Sin embargo, en situaciones de gran incertidumbre, como la ocasionada por la pandemia y la actual inestabilidad política, se vuelve más complicado hacer proyecciones financieras y una evaluación objetiva de los indicadores de deterioro.